domingo, 18 de octubre de 2009

Gustavo Adolfo Bécquer

Releyendo las poesías que nos enseñaban en segundo de Bachiller. Sólo pretendía eorlando montalvanencontrar la de la niña de ojos verdes y trenzas doradas, pero conforme iba leyendo no podía parar y al final he acabado leyéndome todas las rimas en menos de media hora. De momento me quedo con estas tres;  la primera porque me hace pensar en algo, la segunda porque se me podría dedicar a mí y la tercera porque a veces me siento así.

LIII

Cuando volvemos las fugaces horas

del pasado a evocar,

temblando brilla en sus pestañas negras

una lágrima pronta a resbalar.

Y al fin resbala y cae como gota

del rocío al pensar

que cual hoy por ayer, por hoy mañana

volveremos los dos a suspirar.

……………………………

XII

Porque son niña, tus ojos

verdes como el mar, te quejas;

verdes los tienen las náyades,

verdes los tuvo Minerva,

y verdes son las pupilas

de las hurís del profeta.

El verde es gala y ornato

del bosque en la primavera;

entre sus siete colores

brillante el Iris lo ostenta.

Las esmeraldas son verdes,

verde el color del que espera,

y las ondas del océano,

y el laurel de los poetas.

Es tu mejilla temprana

rosa de escarcha cubierta

en que el carmín de los pétalos

se ve a través de las perlas

Y, sin embargo,

sé que te quejas,

porque tus ojos

crees que la afean:

pues no lo creas;

que parecen tus pupilas,

húmedas, verdes e inquietas,

tempranas hojas de almendro,

que al soplo del aire tiemblan.

Es tu boca de rubíes

purpúrea granada abierta,

que en el estío convida

a apagar la sed en ella.

Y, sin embargo,

sé que te quejas,

porque tus ojos

crees que la afean:

pues, no lo creas

que parecen, si enojada

tus pupilas centellean,

las olas del mar que rompen

en las cantábricas peñas.

Es tu frente que corona

crespo el oro en ancha trenza,

nevada cumbre en que el día

su postrera luz refleja.

Y, sin embargo,

sé que te quejas,

porque tus ojos

crees que la afean:

pues, no lo creas

Que, entre las rubias pestañas,

junto a las sienes, semejan

broches de esmeralda y oro,

que un blanco armiño sujetan.

…………………………

VI

Espíritu sin nombre, indefinible esencia,

yo vivo con la vida, sin formas de la idea.

Yo nado en el vacío,  del sol tiemblo en la hoguera

palpito entre las sombras  y floto con las nieblas.

Yo soy el fleco de oro, de la lejana estrella,

yo soy de la alta luna, la luz tibia y serena.

Yo soy la ardiente nube, que en el ocaso ondea;

yo soy del astro errante, la luminosa estela.

Yo soy nieve en las cumbre, soy fuego en las arenas,

azul onda en los mares y espuma en las riberas.

En el laúd soy nota, perfume en la violeta,

fugas llama en las tumbas y en las ruinas hiedra.

Yo atrueno en el torrente y silbo en la centella

y ciego en el relámpago y rujo en la tormenta.

Yo río en los alcores´susurro en la alta hierba,

suspiro en la onda pura y lloro en la hoja seca.[…]

Yo, en fin, soy el espíritu,

desconocida esencia,

perfume misterioso

de que es vaso el poeta.

………………………………..

Hay muchas más rimas preciosas sobre amores imposibles o pasajeros, poesías de amor, la conocida de las golondrinas… Podéis leerlas todas en: http://www.geocities.com/Paris/Metro/6244/becquer.html

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