jueves, 28 de julio de 2011

Nada

Una lágrima, sólo una lágrima rodando por mi mejilla mientras el avión despegaba ha servido para darme cuenta de cuanto deseaba quedarme. Aquí no me esperaba nada, sólo problemas y dudas.
¿Cómo decirles a tus padres que has suspendido tres? ¿Cómo aceptar que tus mejores amigas se van en menos de dos meses, que te vas a quedar prácticamente sola? ¿Cómo afrontar el hecho de que… (eso no lo voy a escribir aquí, pero supongo que marca un antes y un después)? Aunque nos debamos una oportunidad, aunque no sepa exactamente lo que va a pasar; la intuición no me falta tampoco. Aunque pudiera entretenerme haciéndole daño a más de uno; no podría traicionar su confianza, al menos esta vez no.

Cuando estás lejos y te entretienes de aquí para allá no piensas en esas cosas, pero… todos los miedos han vuelto nada más volver a casa. 

¿Qué me quedará el año que viene?

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