domingo, 22 de mayo de 2011

Fue un 12 de abril

Las paredes estaban derruidas y de su interior salía una tenue luz, posiblemente reflejo de algún cristal roto en su interior. Llevaba deshabitada mucho tiempo, su caótico jardín y el estado de la fachada la delataban.

Encontramos un pozo cerca de la entrada; vacío, oscuro, aparentemente hondo. Terribles historias producto de nuestra imaginación surgieron, asustando al más valiente.

Quisimos entrar, pero algo nos frenó. Nos habían hablado del humo intermitente que se dejaba ver por la chimenea un par de veces al año. Éramos jóvenes e inocentes.

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