jueves, 23 de junio de 2011

Reflexiones ante un mojito y medio.

foto marta


¿Podemos elegir a la gente que queremos? ¿Podemos guiar nuestros sentimientos?
Yo creo que no.

En muchas ocasiones nos sentimos atraídos por alguien que nos hace daño, una y otra vez, o que directamente nos ignora o pasa de nosotros. Guardamos buenos recuerdos que eclipsan todo lo malo que nos puedan hacer. ¿Cuándo deberíamos parar? ¿Cuándo deberíamos darnos cuenta de que nada va a cambiar? Y sobretodo, ¿Cómo lo podemos hacer? Algunas personas persisten en nuestro corazón, es imposible borrarlas, incluso cortando cualquier tipo de contacto.
¿Es más patético seguir arrastrándose o desaparecer para después volver con el rabo entre las piernas?

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